Después de ver que nadie en Nueva York vendía los tamales tolimenses que tanto extrañaba de su tierra colombiana, Alejandro Martín decidió prepararlos él mismo. Después los compartió con sus allegados y los dejó maravillados con su sabor. Por eso optó por venderlos y hoy en día goza de un fructífero negocio que lo ha llevado a realizarse en los Estados Unidos.